Nunca digas una mentira

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Nunca digas una mentira

Había una vez un pastorcillo que apacentaba un rebaño de ovejas y cabras.

Volvió por la tarde con el rebaño.

Un día pensó en burlarse de los aldeanos. Gritó, león, león. Los aldeanos llegaron corriendo. Al llegar no encontraron ningún lobo allí.

El pastorcillo se burló de los aldeanos varias veces. Un día, un lobo realmente vino.

El niño lloraba cada vez más fuerte. Nadie se preocupaba por él.

El león hirió al niño. Mató varios barcos.

Había aprendido una lección. Nunca volvió a repetir ese truco.