Monedas de oro y un hombre egoísta
Monedas de oro y un hombre egoísta
Sam era un hombre codicioso y egoísta. Siempre deseó tener montones, montones de dinero y nunca dudó en engañar a otros para ganar dinero. Además, nunca deseó compartir nada con los demás. Pagaba salarios muy bajos a sus servicio.
Sin embargo, un día, aprendió una lección que cambió su vida para siempre.
Dio la casualidad de que un día, faltaba una pequeña bolsa que pertenecía a Sam. La bolsa tenía 50 monedas de oro. Sam buscó la bolsa por todas partes, pero no pudo encontrarla. Los amigos y vecinos de Sam también se unieron a la búsqueda, pero todos sus esfuerzos fueron en vano.
Después de un par de días, la hija de diez años de un hombre que trabajaba para Sam encontró la bolsa. Se lo contó a su padre. Su padre identificó la bolsa como la que faltaba e inmediatamente decidió llevársela. a su amo.
Le devolvió la bolsa a su amo Sam y le pidió que verificara si la bolsa tenía 50 monedas de oro. Sam estaba exultante por recuperar las monedas, pero decidió jugar una mala pasada. Le gritó a su trabajador: '¡Había 75 monedas de oro en esta bolsa pero me diste solo 50! ¿Dónde están las otras monedas? ¡Te las has robado!'
El trabajador se sorprendió al escuchar esto y alegó su inocencia. Egoísta y codicioso, Sam no aceptó la historia del trabajador y decidió llevar el asunto a los tribunales.
El juez escuchó a ambas partes. Les preguntó a la hija y al trabajador sobre la cantidad de monedas que habían encontrado en la bolsa, y aseguraron que solo eran 50.
Interrogó a Sam y Sam respondió: 'Sí, mi señor, tenía 75 monedas de oro en mi bolso y solo me dieron 50. Por lo tanto, es bastante obvio que robaron 25 monedas".
El juez preguntó: '¿Está seguro de que su bolsa tenía 75 monedas?
Sam asintió vigorosamente.
Entonces el juez dictó su sentencia.
'Como Sam perdió una bolsa de 75 monedas de oro y la bolsa que encontró la niña tenía solo 50 monedas, es obvio que la bolsa que se encontró no pertenece a Sam. La perdió otra persona. Si alguien encuentra una bolsa de 75 monedas de oro, declararé que pertenece a Sam. Como no hay quejas sobre la pérdida de 50 monedas, ¡ordeno a la niña y a su padre que se lleven esas 50 monedas como muestra de agradecimiento por su honestidad! ”
Moraleja: ¡La honestidad siempre será recompensada y la codicia castigada!
