Las liebres y las ranas
Las liebres y las ranas
Las liebres, como saben, son muy tímidas. La menor sombra las envía corriendo asustadas a un escondite.
Una vez decidieron morir antes que vivir en tal miseria. Pero mientras debatían cuál era la mejor forma de enfrentarse a la muerte, creyeron oír un ruido y en un instante estaban corriendo hacia la madriguera. En el camino se cruzaron con un estanque donde una familia de ranas estaba sentada entre los juncos en la orilla. En un instante, las ranas asustadas buscaban seguridad en el barro.
“Mira”, gritó una liebre, “después de todo, las cosas no están tan mal, ¡porque aquí hay criaturas que incluso nos tienen miedo!”
Moraleja: Por desafortunados que pensemos que somos, siempre hay alguien peor que nosotros mismos.
