La rata y el elefante
La rata y el elefante
Una Rata viajaba por la carretera del Rey. Era una Rata muy orgullosa, teniendo en cuenta su pequeño tamaño y la mala reputación que tienen todas las Ratas. Mientras el Sr. Rata caminaba, casi siempre en la zanja, notó una gran conmoción en el camino, y pronto apareció una gran procesión. Era el Rey y su séquito
El rey cabalgaba sobre un enorme elefante adornado con los más hermosos atavíos.
Con el Rey en su lujoso howdah estaban el Perro y el Gato reales. Una gran multitud de personas seguía la procesión. Estaban tan absortos en la admiración del Elefante, que la Rata no se dio cuenta. Su orgullo estaba herido.
¡Qué tontos! gritó. ¡Mírame, y pronto olvidarás a ese torpe Elefante! ¿Es su gran tamaño lo que hace que tus ojos salten? ¿O es su piel arrugada? ¡Vaya, tengo ojos y oídos y tantas piernas como él! Soy de igual importancia, y—
Pero en ese momento el Gato real lo vio, y al instante siguiente, la Rata supo que no era tan importante como un Elefante.
Moraleja: Un parecido con los grandes en algunas cosas no nos hace grandes.
