El granjero y la serpiente
El granjero y la serpiente
Un granjero caminó por su campo una fría mañana de invierno. En el suelo yacía una serpiente, rígida y congelada por el frío. El granjero sabía lo mortal que podía ser la serpiente, y aun así la recogió y la puso en su seno para calentarlo de nuevo a la vida.
La Serpiente pronto revivió, y cuando tuvo suficiente fuerza, mordió al hombre que había sido tan amable con ella.
La mordedura fue mortal y el granjero sintió que debía morir. Al exhalar su último aliento, dijo a los que estaban alrededor: 'Aprended de mi destino a no tener piedad de un sinvergüenza'.
Moraleja: Hay algunos que nunca cambian de naturaleza, por muy bien que nos comportemos con ellos. Mantente siempre alerta y mantén la distancia con los que están ahí pensando sólo en su propio beneficio.
